jueves, 8 de agosto de 2013

Categorizamos los rostros de forma automática


Queramos o no, la percepción de rostros tiene una enorme trascendencia en nuestra sociedad. Existen diversos estudios que ponen de manifiesto cómo las personas deciden si un político resulta confiable o competente, tan sólo con ver durante unos segundos la imagen de su rostro.
 
Siguiendo estos estudios, la apariencia tendría una enorme importancia para aumentar las probabilidades de ganar unas elecciones. Alexander Todorov, investigador búlgaro de la Universidad de Princeton, llevó a cabo un estudio para valorar hasta qué punto la gente elige a un candidato político basándose tan solo en la apariencia facial de éste. Demostró que las personas pueden hacer una evaluación perceptiva de los candidatos con apenas una mirada. Se trataba de juicios de personas que no sabían que estaban ante políticos, pero resultó que en el lapso de tiempo que va de los 100 a los 400 milisegundos, los sujetos sometidos al experimento encontraron a esa persona como agradable, de fiar, competente, etc. Sus resultados le permitieron afirmar que se puede predecir el 70% de las elecciones basándonos en esa simple mirada a una imagen. No se trata de inferencias precisas, pero las realizamos muy rápidamente y sin involucrarse nuestra mente consciente.  Así, la percepción visual espontánea, rápida y automática, funciona como un atajo para definir el voto hacia un candidato.

Pero esto mismo nos ocurre cuando conocemos por primera vez a una persona, porque hemos generalizado nuestras experiencias previas con las personas. Consideramos las caras aniñadas como incompetentes, pero a la vez fiables, y clasificamos los rostros con ojos juntos y mandíbula cuadrada como agresivos. Si posteriormente interviene el razonamiento, tan solo reafirmamos nuestras suposiciones, aunque aparentemente sean erróneas.
El cerebro categoriza las caras, aunque no tengamos la intención de evaluar un rostro. Clasifica la cara en una categoría concreta y ello ocurre siguiendo un proceso automático. El rostro, por tanto, en comunicación no verbal es tremendamente importante y poderoso. Ante un rostro desconocido ocurren dos procesos: el reconocimiento y la interpretación del mismo.
En el reconocimiento estaría implicado el lóbulo temporal derecho. Esta zona del cerebro estudiaría el nuevo rostro y lo cotejaría, en una fracción de segundo, con la base de datos interna de imágenes de rostros, que tenemos por experiencias acumuladas. Estos registros emocionales los científicos los sitúan en el córtex insular.

Nuestras expresiones faciales dependen simplemente 43 unidades musculares activas (Unidades de Acción, Paul Ekman). Las combinaciones posibles de estas unidades musculares podrían dar hasta unas 10.000 expresiones diferentes, de las cuales unas 3000 serían significativas para nuestras interacciones. En ese lóbulo temporal derecho también está la zona responsable de captar la expresión facial, captando incluso los microgestos de nuestro interlocutor e interpretándolos. La información es enviada de nuevo a la zona de evaluación del córtex insular, que se identifica por los científicos como el centro de la empatía de nuestro cerebro. Así, cuando vemos una cara pensamos que podemos sentir lo que siente nuestro interlocutor, porque la circuitería inconsciente nos obliga a hacerlo, pero no podemos controlarlo ni expresarlo con palabras.

Detección de mentiras

La detección de mentiras es enormemente complicada ya que, por un lado, no existe una señal o conjunto de señales que nos indiquen de forma inequívoca que alguien está mintiendo y, por otro, los signos de engaño son específicos de cada sujeto (aunque algunos de ellos son comunes a muchos individuos). Además, la ausencia de señales no quiere decir que alguien no nos esté mintiendo. Por todo ello podemos afirmar que la detección de mentiras no solo es complicada sino que además hay casos en los que es imposible detectarla.

Para la detección tan solo podemos basarnos en señales o indicios que debemos interpretar según la información que tengamos del sujeto, sus antecedentes y, sobre todo, según el contexto. Pero cuidado: a partir de un solo indicio no podemos concluir que una persona está mintiendo.

¿Dónde debemos buscar esos indicios? Pues fundamentalmente hablaríamos de 3 tipos de indicios: verbalesno verbales y fisiológicos.

Respecto a los indicios no verbales, es fundamental adentrarse en el campo de las emociones. Dicho campo fue muy estudiado por el Dr. Paul Ekman y ha resultado importantísimo en la detección del engaño. En el campo de las emociones, sabemos que cuanto más intensas sean estas mayor es la probabilidad de que aparezcan señales no verbales que puedan delatar al mentiroso.

En el siguiente vídeo el Dr. Paul Ekman nos habla sobre la detección de mentiras.



También, gracias a esos estudios transculturales, fue como Ekman describió las "microexpresiones" faciales que, según demostró, pueden utilizarse para detectar la mentira con cierto grado de fiabilidad (Proyecto Diógenes).
 

Pero sus trabajos sobre la mentira no se limitaron a las expresiones del rostro, sino que se basaron en observaciones acerca del cuerpo humano en su totalidad. Aparte de ello, Ekman y su equipo desarrollaron una herramienta para entrenar el reconocimiento de las diferentes microexpresiones faciales: el METT.

Las emociones suelen provocar cambios característicos en la expresión facial y suscitan además algún tipo de activación fisiológica; algunas muy evidentes como la sudoración y otras imperceptibles a no ser que se posea el instrumental adecuado.


Entre los signos faciales del engaño, además de las microexpresiones, para Ekman también se incluyen las expresiones abortadasel parpadeo, la dilatación pupilar, el lagrimeo, el rubor, el empalidecimiento, las falsas sonrisas y errores en la secuenciación temporal o la sincronización.



La máscara más empleada para camuflar una emoción es el gesto de alegría y todos hacemos uso de ella empleando la llamada sonrisa social, por ejemplo. La Sonrisa además es la emoción que con mayor facilidad puede producirse a voluntad (recordemos que sólo intervienen 2 Unidades de Acción, o 3 si va acompañada de la apertura de la boca: UA 6, UA 12 y UA 25).


No todo engaño implica falsear una emoción, pero las emociones suelen intervenir a la hora de mentir (por ejemplo: una persona acusada de cometer un delito puede sorprenderse porque hayan acusado a otro de ese delito, por lo que probablemente tratará de ocultar esa emoción de sorpresa).

Aspectos que facilitan o dificultan la detección del engaño

Para que una mentira pueda ser detectada siempre es mejor que haya emoción. El temor a ser atrapado puede ayudar a desenmascarar a un mentiroso, ya que cuanto mayor sea ese temor más probable es que aparezcan “pistas” conductuales que le delaten. El que el mentiroso crea que se encuentra ante un experto en detección de mentiras también puede ayudar, ya que provocará cierto recelo a ser descubierto.

El problema que se plantea ante la aparición de emociones es el saber diferenciar entre este recelo a ser descubierto en alguien que es culpable y el temor a que no le crean en alguien que es inocente. En este caso un polígrafo establecería que ambos sujetos son culpables (produciéndose en el segundo caso un falso positivo lamentable).


Otro aspecto a tener en cuenta es la personalidad del mentiroso, dándose casos de sujetos que tienen mucha práctica en el arte de mentir y a los que les cuesta poco mentir (mentirosos naturales, psicópatas, etc), y sujetos a los que les cuesta mucho (siempre será más fácil cazar a estos últimos).



Como establece PaulEkman otro factor importante es “lo que está en juego al mentir”, en el sentido de que cuanto más importante sea para el mentiroso lo que está en juego (sumas de dinero, prestigio, evitar un riesgo para su vida, evitar un castigo, ganar una recompensa, etc.) mayor será el recelo a ser detectado.

Que aparezca algún sentimiento de culpa o vergüenza por engañar (puede aparecer la vergüenza si el mentiroso es descubierto, produciéndose algún tipo de humillación al ser ridiculizado o reprobado) también puede facilitarnos las cosas (habría que diferenciar los sentimientos de culpa por el delito cometido, por ejemplo un robo, de los sentimientos de culpa por haber mentido a alguien, por ejemplo a un familiar).


Estos sentimientos en caso de ser extremos pueden llegar a que alguien se delate para aliviar dicha carga, pero en otros casos pueden constituir un estímulo para el mentiroso y considerar que la mentira valió la pena. Entraríamos en el ámbito de lo que Ekman denomina “deleite que provoca embaucar a alguien”. En este sentido mentir puede hacer que alguien se sienta bien y que genere entusiasmo antes de hacerlo, cuando el sujeto anticipa la provocación que implica mentir o en el mismo momento de mentir sin estar todavía el éxito asegurado. Si el mentiroso no es descubierto puede experimentar alivio (que actuará como refuerzo negativo), orgullo  o incluso placer por haber engañado y no haber sido descubierto. 


Lo bueno de todo esto es que los sentimientos de culpa, el temor a ser descubierto y el deleite pueden detectarse a través de la expresión facial, los movimientos del cuerpo y la voz (paralingüística). Lo negativo es que un mentiroso habitual o un  psicópata no sentirán ni culpa ni vergüenza, por lo que su detección se complica. Por otra parte, normalmente los sentimientos de culpa disminuyen cuando los destinatarios del engaño son impersonales o anónimos.

Nota: para informarte sobre las técnicas e investigaciones más importantes, relacionadas con los indicios fisiológicos del engaño, visita mi blog: Detección psicofisiológica del engaño

miércoles, 7 de agosto de 2013

El mejor Manual sobre Comportamiento No Verbal

Acaba de publicarse un manual que seguro será de utilidad para todos aquellos que quieran llegar a ser rigurosos analistas de comportamiento no verbal. Para la elaboración de dicho manual se ha contado con la participación de hasta veinticinco autores nacionales y extranjeros.


Este manual sobre el análisis del comportamiento no verbal es el primer manual riguroso que se publica en España para tratar el análisis desde una perspectiva global. En este manual el profesional analista podrá apoyarse para sustentar sus inferencias e hipótesis. En el aparecen un conjunto de protocolos que tratan de integrar todo el conocimiento generado en este campo, ofreciendo una visión global y planteando la base necesaria para un análisis integral. Ha sido elaborado por profesionales de distintos ámbitos, investigadores y profesores de universidades de varios países, que han reunido una revisión con casi ochocientas referencias bibliográficas sobre los procesos psicológicos básicos que inciden en nuestro comportamiento no verbal, los canales expresivos no verbales, la relación entre comportamiento no verbal y personalidad y la aplicación del análisis del comportamiento no verbal a diversos ámbitos profesionales, como la medicina, la educación, la política, la mediación, el coaching, la seguridad privada o la investigación criminal

También presenta un protocolo de análisis desarrollado por la Fundación Behavior & Law, el cual está siendo utilizado con gran éxito por la Sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional española, presentándose como parte de sus informes forenses dirigidos a los tribunales de justicia. 

Es la primera publicación, hasta la fecha, que ofrece un protocolo de este tipo, que analiza lo concreto hasta el máximo detalle para luego ofrecer una visión global y que permite realizar un análisis basado en todos los canales expresivos, llegando a inferencias e hipótesis de trabajo aplicables en los diversos ámbitos profesionales. 


Índice del manual:

Introducción. 
Procesos psicológicos del comportamiento no verbal. 
Expresión facial de las emociones. 
Expresión corporal. 
Proxémica. 
Prosodia emocional. 
Otros canales. 
Personalidad y comportamiento. 
Protocolo FEAP (Facial Expression Analysis Protocol). 
Protocolo NBAM (Nonverbal Behavior Analysis Matrix). 
Aplicación práctica del protocolo NBAM (Nonverbal Behavior Analysis Matrix). 
Utilidad del análisis de CNV en el ámbito educativo. 
Comunicación no verbal y política. 
El análisis de la conducta no verbal en la investigación policial. 
El comportamiento no verbal en procesos de mediación. 
La comunicación no verbal en la medicina asistencial. 
Utilidad del análisis de comportamiento no verbal en medicina pericial. 
La comunicación no verbal como herramienta en la videovigilancia.

El análisis verbo-comportamental en detección de mentiras


En el campo de la detección de mentiras sabemos que podemos contar con tres tipos de indicadores distintos de la persona sometida a una situación de entrevista o interrogatorio: los psicofisiológicos, la comunicación verbal y el comportamiento no verbal. Dejando a un lado los indicios psicofisiológicos, donde tendríamos que hacer uso de determinadas herramientas (polígrafo, analizadores de estrés vocal, fMRI, EEG, analizadores termográficos, etc.), en muchas de las entrevistas, y desde luego en los interrogatorios, interesa lleva a cabo un análisis de la comunicación que llega a través del canal de la voz, lo que incluiría un análisis de contenidos y de la comunicación paraverbal (tono de voz, volumen, pausas, etc), y de la que llega a través del compotamiento no verbal (principalmente a través de la expresión facial y corporal). Por tanto deberíamos analizar, en lo que se ha dado a llamar entrevista cognitiva:

-          Lo qué dice el sujeto (comunicación verbal) y cómo lo dice (comunicación paraverbal o paralingüística).

 
-          Su comportamiento no verbal, prestando especial atención a aquellos gestos y movimientos que lleva a cabo durante la entrevista y valorando en qué momentos se producen en relación a la pregunta planteada, (al escucharla, mientras procesa esa información, al contestar, tras haber dado la respuesta). También son de interés los deslices emblemáticos, la aparición de manipuladores, si disminuye el número de ilustradores, etc.

 
-          La expresión de emociones a través del cuerpo y de su expresión facial, prestando especial atención a la emisión  microgestos y a las incongruencias emocionales, es decir a la expresión verbal de una emoción mostrando otra muy distinta. Por ejemplo, en el caso de afirmar un sujeto que se siente muy triste ante determinado suceso  (como la muerte de su padre) cuando su expresión es de ira, asco, etc. De esta forma cuando las incongruencias emocionales muestran emociones muy dispares, podríamos hablar de indicios de engaño. (por ejemplo que diga que se siente muy triste y muestre alegría, aunque sea de forma fugaz).

 
-          Las incongruencias verbo-corporales, es decir, cuando el sujeto presenta una comunicación verbal (contenidos de su mensaje) que se contradice con la comunicación corporal. Por ejemplo, si el sujeto responde afirmativamente de forma verbal y aparecen un desliz emblemático con un leve movimiento de cabeza que se identifica como una negación; o si responde a una pregunta de forma afirmativa pero esa respuesta es acompañada con una elevación de los hombros transmitiendo un “no lo sé”, “no tengo ni idea” o “me da igual”.

 
-          Diferencias entre el comportamiento natural de esa persona (forma habitual de comportarse, cómo habla y se expresa verbalmente en situaciones de “normalidad”, sin tensión) y el que despliega en situación de entrevista/interrogatorio. Siempre teniendo en cuenta diferentes hipótesis, ya que esas variaciones pueden ser debidas al nerviosismo, estrés que provoca la situación, etc.

 
Siempre es muy importante hacer una valoración de conjunto intentando detectar indicios de engaño y de esta forma seremos más eficaces en nuestras valoraciones, pero nunca podremos tener certeza absoluta, como tampoco tienen validez al 100% ninguna de las herramientas empleadas en la detección psicofisiológica del engaño. La conjunción de varios indicios de engaño, de varias incongruencias emocionales, de distintas incongruencias verbo-corporales y de algunos criterios del análisis de contenidos, correlacionarían en porcentajes elevados con el engaño. Esto se traduce en que ante una entrevista o interrogatorio debemos tratar de detectar si se producen emociones incongruentes, contradicciones entre lo que el sujeto dice verbalmente y los gestos que lleva a cabo, si utiliza muchos rodeos para no decir apenas nada, si da excesivos detalles hablando de cosas intranscendentes en lugar de responder de forma directa a lo que le hemos preguntado, y un largo etcétera. Si esto ocurre es muy probable  que su discurso incluya engaños, pero nunca lo podremos afirmar con total seguridad.

Para poder trabajar sistemáticamente estos indicios habría que cuantificarlos principalmente por canales expresivos: verbales, paraverbales, expresión facial, gestos, posturas, háptica y proxémica. En su día el grupo “nonverbal” diseñó una matriz de análisis de comportamiento no verbal que podría servir como base con pequeñas modificaciones, no obstante otros grupos de trabajo han confeccionado modelos similares.

Además, a esa matriz, que incluye los principales canales de comportamiento no verbal, habría que añadir un elemento más que puede resultar relevante tener en cuenta: lo que se ha dado en llamar tiempo relativo, esto es, el tiempo empleado por el sujeto en relatar cosas referentes a la pregunta que le hemos planteado, respecto a la totalidad de tiempo que emplea en su discurso.

La complejidad del tema es enorme ya que los conocimientos que tenemos sobre este campo se deben a estudios e investigaciones de diferentes ciencias como la psicología, medicina, antropología, sociología y etología. Además, la detección del engaño nunca podrá ser una ciencia o una disciplina exacta como puedan ser las matemáticas o la física, aunque intentemos acercarnos a una valoración más precisa y seudo-científica a base de herramientas y técnicas. Las relaciones humanas son enormemente complejas y su análisis tiene una carga subjetiva de valoración muy alta. Se han diseñado y se seguirán diseñando distintas herramientas (SCAN, CBCA, matrices de análisis, etc.) pero conseguir una técnica o herramienta que sirva para todas las circunstancias, que homogenice los indicios de engaño, se hace imposible de conseguir. La precisión en la detección del engaño nunca será exacta, como tampoco lo son incluso ciencias como la medicina, donde el médico en función de los indicios obtenidos en esa consulta (tos, fiebre, dolor de cabeza) se aventura a hacer un diagnóstico, pero que en ocasiones es erróneo ya que esos mismos indicios pueden aparecer en múltiples enfermedades. A veces la conjunción de distintas técnicas, incluyendo las relacionadas con la detección psicofisiológica del engaño, puede contribuir a que seamos más eficientes frente a la detección del engaño.

El caso Paulette

El 22 de marzo de 2010, en México, los padres de una niña de 4 años llamada Paulette denuncian su desaparición tras haberla acostado en su nueva cama la noche anterior. La niña había “desaparecido” y las cámaras de vigilancia de la vivienda no habían registrado ninguna entrada o salida (aunque en realidad no habían grabado nada). Se trataba de una familia adinerada con dos niñeras dedicadas al cuidado de sus dos hijos. La niña en cuestión, padecía de cierto retraso y tenía prácticamente inmovilizado uno de los lados de su cuerpo. Cuatro días después de su desaparición, el juez autorizó a poder arreglar el cuarto de la niña y las dos hermanas sirvientas no encontraron nada sospechoso. Tampoco detectaron nada los perros que estuvieron olfateando las sábanas donde durmió la niña.



Nueve días después de su desaparición, la niña fue encontrada muerta “acoplada” por dentro de la ropa de la cama, en el espacio que existía entre el colchón y el pie de la cama. Los peritos informaron que había fallecido por asfixia y que probablemente habría rodado durante la noche buscando la salida de la cama para levantarse. Un mes después los resultados de la autopsia del cadáver determinan la presencia de alcohol y paracetamol en la sangre de la niña.



El análisis de la entrevista que mantienen los padres ante el canal de televisión pone de manifiesto lo siguiente:
-        Ante determinadas preguntas en el padre aparecen microexpresiones de engaño o de ocultar información.


-          Patrones de conducta que reflejan molestia, lejanía ante la pequeña y hasta asco.


-          La madre es más expresiva que el padre y controla mejor sus emociones


-          El padre tiene dificultades para falsear ciertos sentimientos.


El padre en concreto muestra microexpresiones de asco (min 2:25) y asco+enojo (2:27) cuando pronuncia la frase “por eso no estoy desesperado de… pensar como lo hicieron” (dando a entender que no le preocupa demasiado o que no está desesperado porque aparezca). Su expresión es de asco (expresión mostrada) y no de disgusto (expresión esperada) como debería corresponder normalmente.


Si tenemos en cuenta el análisis de contenido se detecta que emplea con cierta frecuencia “sentencias en negativo” y palabras que implican “generalización” (ej nada). Ello se aprecia cuando pronuncia frases como “no hay ni desaparición ni secuestro, hay planeación”. Con esta frase además intenta convencer al periodista incrementando la información para comunicar lo que pasó e introduciendo detalles innecesarios o incongruentes. Así entra en incongruencias al decir “… lo que sale en la tele… parecen fantasías, que son reales, eso no no no nos atropelló; a nosotros nos atropelló algo que puede ser más lógico, puede ser muy sencillo, porque no no no , te digo, no hay nada ni científico ni probado que aquí haya pasado… este… eh….. un suceso”. Esta frase también tiene contenido altamente significativo, no solo por la sentencia en negativo y la generalización sino porque además aparecen titubeos y evita emplear otras palabras como “secuestro”, “asesinato”, etc. (emplea un lenguaje menos directo y más distante). También mediante esta explicación, un tanto confusa, se dejan ver atisbos de conocer dónde está el cuerpo de la niña (¿algo que puede ser más lógico y sencillo es la aparición del cadáver en el hueco de la cama?). También llama la atención la rotundidad con que afirma que “no hay nada, ni científico ni probado, de que haya pasado …”  sin saber cómo acabar la frase (¿intenta exculparse o permanecer fuera de sospecha?).


La madre tiene momentos en que evita la mirada del entrevistador, buscando distanciamiento con el entrevistador. También vemos su mirada perdida hacia la habitación buscando información relativa al caso. También denota signos de molestia o hartazgo cuando habla de su hija (sobre todo a través de la voz/proxodia emocional), microexpresiones de disgusto (no de asco) y desaprobación cuando pronuncia la palabra “esposo”. En otra ocasión su mirada claramente es dirigida hacia abajo (movimiento kinestésico que estaría relacionado con los sentimientos y emociones y que podrían ser indicador de cierto conflicto emocional).


Respecto al análisis de contenido de sus declaraciones destaca el distanciamiento que manifiesta respecto al suceso o a la hija, cuando en una frase final pronuncia “nos vamos a unir y vamos a encontrar a esa niña…”


Otro detalle, muy común con otros casos, es que para tratar de encubrir todo el proceso relativo al engaño, acudieron de manera entusiasta a los medios de TV para que fuera más creíble su historia.


Edición del vídeo y análisis por José Manuel Petisco (mayo 2012) 

El pequeño Nicolás. ¿Verdaderas mentiras o mentiras verdaderas?


Aunque en las últimas apariciones ante televisión aparezca con camiseta, la apariencia del “pequeño Nicolás” fue siempre impecable, con traje y corbata y, como aseguran algunos que le conocen, vistiendo siempre de marca  («Él siempre ha sido un poco pijo, le gustaba vestir de marca», comentó un antiguo compañero del colegio religioso San Francisco de Asís en un diario digital). Hay quien comenta que algunas veces iba con chófer al colegio y que asistía «a clases de apoyo». También que «Iba alardeando de que era del PP, y de que les ayudaba en las mesas electorales». Ahora, sin embargo, da muestras de incomodidad y crítica hacia el PP, en las entrevistas que ha concedido.

Curiosamente en Linkedin, la red de negocios más grande del mundo solo aparece como estudiante del Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) 2012-2012. Y como aptitudes reconocidas solo le acredita una persona en “política” y otra en “relaciones  públicas”. La de “política” la refrendada Antonio S., coordinador de Área en Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, y la de “relaciones públicas” una estudiante de DIPROFEN (Ana Mercedes V.). En educación figura CUNEF 2012-2017 (previsto). Sin embargo, a pesar de tan tenue perfil, fue consiguiendo contactos hasta tener más de 500 (cosa no muy complicada en este tipo de redes). Precisamente en esta universidad, CUNEF, los alumnos afirman que no se le ve mucho por clase. Y curiosamente en una entrevista concedida a Telecinco, cuando la periodista hace alusiones a su expediente académico, éste una y otra vez trata de desviar el tema y no entra en ello: no quiere parecer mediocre.
Con solo quince años logró entrar en FAES (Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales), que preside el expresidente José María Aznar. Quizás ahí estén sus inicios en el mundo de las altas esferas.
Otra información que se ha difundido, es la de ser amigo de hacerse fotos y de darse notoriedad, colgando infinidad de ellas junto a políticos y empresarios, para después colocarlas en su página de facebook,
Ante tal cantidad de información, la pregunta que se plantea cualquier ciudadano de a pié es ¿cómo un joven de 20 años, con tan escueta formación, sin apenas perfil de competencias profesionales que le abalen, puede llegar a tener tanta trascendencia y repercusión en los medios de comunicación social?
El caso del pequeño Nicolás podría recordarnos al estereotipo de pícaro de la literatura española, pero adaptado a las nuevas tecnologías de este siglo. Chico simpático, con don de gentes, mucha labia, hábil e ingenioso, y que da muestras constantes de querer ser  el centro de atención de los medios. Tanta habilidad encontró su punto más álgido cuando consiguió saludar a los nuevos reyes en el famoso besamanos. Ahí le veíamos con esa sonrisa de satisfacción mientras inclinaba la cabeza, y tras efectuar el saludo a la reina, apretando una mano contra otra. Faltó elevar las manos y mostrar un emblema de triunfo. Lo había conseguido, ahora ya podría colgar su nueva foto en facebook. Y así lo hizo.
 
Pero bueno, entre los políticos el no tener un expediente académico brillante no parece que sea algo trascendental. Quizás eso no sirva para nada, quizás no sea importante. Quizás el “pequeño Nicolás” se identifique con muchos de esos políticos que no llegaron a alcanzar una titulación universitaria y que llegaron a ocupar algún alto cargo. Quizás algunos políticos lo vieron como uno de los suyos, como un joven con un enorme potencial en el campo de la política, o de las relaciones institucionales. Qué más da que tenga formación adecuada o no. A un funcionario, para ocupar un alto cargo, por ley, se le exige determinada titulación, pero para ser todo un señor Ministro no es necesario, ah, y también por ley.
Ahora, el caso del “pequeño Nicolás” nos ha llevado a planteamientos serias dudas sobre si miente o no, sobre si es cierto que, nada más y nada menos que Vicepresidencia del Gobierno, Casa Real y el mismísimo CNI, acudieron a él para pedirle algún tipo de servicio. Pero, lo que más llama la atención es que, ante tan asombrosas afirmaciones, los ciudadanos estamos en una situación de tal decepción y hastío con la clase política, que nos llegamos a plantear la veracidad de sus relatos.
Yo querría pensar que existe una explicación lógica a todo esto y que el excesivo sentido de autoimportancia de este personaje le acerca al denominado trastorno narcisista de la personalidad. Que es posible que piense que está llamado a hacer grandes cosas, a codearse con la élite. Que sus fantasías de éxito, de poder o brillantez, le hayan hecho creerse que es especial y único. Y que todo ello, es lo que le ha llevado a intentar relacionarse con esas personas o instituciones tan especiales, o de tan alto estatus. Pero, como ciudadano de a pié, también me pregunto cómo podía pagar el alquiler de esos vehículos de alta gama, cómo podía contar con escolta o cómo podía invitar a comer a personajes como el presidente del sindicato Manos Limpias, Miguel Bernad.
Hace poco le pudimos ver en un programa de Telecinco mostrándose como una persona segura de sí misma y, para la gravedad del caso, con aires de indiferencia (como en muchas de las fotos en las que aparece) e incluso con una aparente tranquilidad, controlando sus nervios, aunque en los momentos previos a la entrevista se le notara visiblemente intranquilo.
Le vimos deleitándose con verdaderas demostraciones de poder. Gracias a él, le pusieron escolta a Miguel Bernad. Miguel Bernad, que mantuvo varias reuniones con el joven, llegó a afirmar que el “pequeño Nicolás” era recibido como un jefe de Estado. Y es que a este tipo de personajes les va la grandiosidad y lo que temen en realidad es que se les llegue a tachar de mediocres. Pero el “pequeño Nicolás” adopta una actitud racional y trata de justificar su comportamiento involucrando nada más y nada menos que a Vicepresidencia de Gobierno, CNI y Casa Real. Más arriba no podía haber apuntado. Además, su soltura y labia  al explicarse hacen que sus respuestas parezcan convincentes, quizás porque otra característica de este tipo de sujetos es que suelen ser ingeniosos y sus pensamientos suelen fluir con agilidad. Pero tantos detalles en algunos momentos de la entrevista, no pueden ser fruto de su imaginación. Y entonces nos vuelve a surgir la duda, ¿estamos ante un sujeto con ciertos delirios de grandeza, que le llevan a ver situaciones que no existen o a imaginarlas, de tal forma que él se las ha acabado creyendo? Ello encajaría con esa escasez de indicadores de engaño en su comportamiento no verbal y que algunos expertos se han apresurado a apuntar. Si realmente esto es así, su desmedido afán de notoriedad le acercaría al delirio magalomaníaco.  
 El problema, bajo mi punto de vista, es que se han ido conjugando tal cantidad de ingredientes, que en sus manifestaciones aparecen elementos de verdad y otros fruto de su imaginación.
Quizás, con engaños, haciéndose pasar por quien no es, haya contactado con empresarios que al final han confiado en él para que les consiga inversiones o negocios; o quizás le hayan utilizado para hacer de “mensajero”, porque ¿cómo financiaba esas comidas y escoltas?, ¿cómo podía mantener ese nivel de vida y de representación, sin ningún tipo de apoyo?
Un trastorno narcisista de la personalidad conduce a que el sujeto haga lo que sea para conseguir notoriedad, aunque tenga que llegar a engañar para ello. Recordemos que el “pequeño Nicolás” deja constancia de su viaje a Ribadeo, como hizo con infinidad de fotografías con políticos y personajes de las altas esferas, y ello apunta una vez más a ese perfil narcisista, pero alguien tuvo que financiar esa y otras aventuras. Por ello, quizás confluyan las dos cosas.
Otro dato significativo es que en su detención, interviene el grupo 9 de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía Nacional, Unidad que se centra en la seguridad de altas instituciones del Estado. Se comenta en algunos artículos que, entre otros motivos, porque se hizo pasar por agente del CNI, y también que le fueron requisadas placas de identificación; algunas reales y otras falsificadas. Quizás hizo algún tipo de trabajo como externo al CNI, a modo de mensajero (como “chalie”) y vio otras posibilidades yendo más allá y haciéndose pasar por agente. Es tal la cantidad de detalles que ofrece, en algunas partes de las entrevistas que le han realizado, que nos hace pensar que está bastante familiarizado con los entresijos de esos ambientes.
Respecto a sus últimas apariciones, tras su puesta en libertad, partiendo de que científicamente no se puede detectar la mentira, podríamos apreciar ciertos indicios que están relacionados con la falta de veracidad, o con la relevancia que para él tiene determinado tema en un momento dado. Pero para poder apreciar esos indicios de una manera objetiva, primero necesitaríamos saber cómo se expresa habitualmente esa persona, cómo es esa persona en condiciones normales y, por otra parte, tener imágenes en situaciones de entrevista, donde aparezca todo su cuerpo, sin ningún tipo de barreras físicas y donde el entrevistador sepa detectar las preguntas que realmente le incomodan, para incidir en ellas. Yo no he podido localizar ninguna entrevista donde se den estas condiciones. No obstante, acudamos a la entrevista mantenida en Telecinco y, sobre todo, a la que con posterioridad apareció en El Mundo el 24 de noviembre.
Sabemos que hay 3 caminos para intentar detectar el engaño, y digo “intentar” y no “detectar”: por indicios psicofisiológicos, por indicios de su comportamiento no verbal o por indicios obtenidos del análisis del contenido verbal de sus manifestaciones. Despreciemos el primer tipo, ya que no es aplicable a este caso, y centrémonos en lo más llamativo respecto a los otros dos. 
Respecto al componente verbal encontramos dos tipos de respuesta diferente. En un caso, con un lenguaje más fluido y detallado, en la entrevista mantenida en Telecinco, sobre todo cuando relata cómo ocurrió su detención. En esas declaraciones no duda en su relato y da todo tipo de detalles. Sin embargo, en la entrevista aparecida en El Mundo, cuando habla de esos supuestos contactos con Casa Real, Vicepresidencia o CNI, su lenguaje se vuelve más evasivo, más duditativo, con mayor número de muletillas (ehhh) y con mayor latencia de respuesta. Está demostrado que cuando estamos sometidos a una mayor carga cognitiva, por intentar dar la respuesta más adecuada, o porque estamos elaborando una historia, aparecen con mayor frecuencia esos titubeos, muletillas o rellenos de información, para tomarnos ese tiempo extra que necesitamos.
El que sea probable que detrás de este personaje haya alguien más, se pone de manifiesto en varias ocasiones a lo largo de la entrevista mantenida en el programa de Telecinco; por ejemplo en la frase sin terminar, al hablar del problema de Cataluña cuando dice (min 2:20):
-       “cuando empieza a haber estos problemas ya, y se genera una rebelión independentista, pues bueno entramos… entro en juego…”
Llama la atención que cuando le preguntan (min 2:39) ¿y esto te lo encarga Soraya?, el responde con una amplia sonrisa de satisfacción:
-       “me lo encarga el Gabinete de Presidencia de Gobierno, efectivamente” (apretando los labios)
-       (tras insistir el entrevistador) “es que si te lo digo, también es verdad que podría incurrir en revelación de secretos ¿no?” (con una amplia sonrisa)
Ese apretar los labios suele identificarse como una forma disimulada de ira contenida. La segunda frase, acompañada de esa sonrisa de satisfacción, vendría a poner de manifiesto, una vez más, que le agrada la intriga, el hacerse el interesante (¿no ha desvelado ya a lo largo de la entrevista suficiente información confidencial?).
Su lenguaje se vuelve aún más duditativo cuando le preguntan qué le encargó la Casa Real apareciendo esos titubeos, frases de relleno o muletillas:
-       (min 05:40) “bueno, la Casa Real, perdona pero es que la impotencia de las injusticias me pone muy nervioso, la Casa Real lo que me encarga es que… que bueno, la Infanta Dña. Cristina no tiene la culpa en ese momento de ehh… (duda y demora en responder) de… de… del proceso judicial en el que está metido y bueno lo que me pide es que en el… en el…(quiebra la voz y mira hacia abajo), en…en la carta de…no sé cómo se llama (el periodista le ayuda), en la carta de acusación, que fueran sinceros y que de verdad se comportaran de una forma buena con la Infanta, porque de verdad yo creo que ella no tenía la culpa”.
En esta explicación podemos apreciar que el asunto le afecta emocionalmente y que ello le provoca esos errores, pero además, y es algo que ocurre en otros momentos de la entrevista, las cuestiones relacionadas con la justicia le ponen nervioso. Curiosamente finaliza la frase con una valoración que no viene muy a cuento y que podría interpretarse como cierto deseo de acercamiento a la Casa Real o para hacerle un guiño.  
Por analizar otro fragmento en ese sentido, cuando le preguntan ¿quién te lo encarga y a quien te diriges?, responde:
- “dices me piden” (reitera la pregunta posiblemente para ganar tiempo)
- ¿Quién te lo pide? (vuelven a preguntar)
- “bueno…ehh, bueno… Centro Nacional de Inteligencia”
Más adelante (min 08:49)
- “porque al final lo que quería el CNI eran cosas que a mí no me gustaban”
- cosas que no te gustaban, ¿por ejemplo?
- (mostrando una sonrisa)”cosas que a mí no me gustaban” (amplia sonrisa y cierre de ojos), ehhh… eso lo tendré que decir ante un juez (de nuevo quiebra la voz).
Esa sonrisa es de satisfacción quizás porque logra mantener la intriga, ser el centro una vez más y una vez más se percibe que el tema judicial le afecta.
Otro elemento interesante es que al hablar de los contactos con Presidencia de Gobierno lo hace en tercera persona (“se mantiene”) y no habla en primera persona (“mantengo”). Ello podría ser un indicio de que en este asunto hay alguien más, o de que conoce detalles al respecto aunque él no ha vivido el hecho en primera persona, o también como deseo de distanciamiento:
-       “Hay dos personas con las que únicamente se mantiene la relación… en este caso es la Vicepresidenta Primera del Gobierno y su Directora de Gabinete”.
-       se tuvieron reuniones con Cristóbal Martel… (más adelante) se tuvieron reuniones con…”
Mayor distanciamiento, e incluso crítica, hacia el Gobierno pudo apreciarse en la frase (min 4:30):
-       “el Gobierno haya hecho lo que haya hecho, además de una forma desastrosa ¿no?”
Respecto al componente no verbal, la grabación realizada no permite apreciar mucha información que podría ser de interés. Tan solo resaltar que, por ejemplo, cuando cita como contactos con Zarzuela a Carlos García Revenga, secretario personal de las infantas, o a Alfonso Sanz Portolés (cuyo apellido pronuncia con fuerza), añade:
- “bueno…tuve también algún… alguna llamada telefónica con… pues con Su Majestad el Rey Juan Carlos. (bajando el volumen de voz y agitando levemente la cabeza y apareciendo un leve lapsus emblemático de “no”).
Una posible lectura de esta frase, más evasiva y duditativa, es que hubiera mantenido algún tipo de conversación telefónica con el Rey y para darse notoriedad quisiera resaltarlo, pero haciendo cuidado de no mentir al decir, por ejemplo, que él recibió la llamada de Su Majestad el Rey Juan Carlos (“tuve alguna llamada” es distinto a “me llamó”). 
Otro elemento interesante relativo al comportamiento no verbal es cuando en un fragmento de una de las entrevistas que circulan por internet pronuncia:
-       “a mí me hubiera gustado mantener una vida discreta, sencilla y tranquila”
Analizando detalladamente esas imágenes pueden percibirse expresiones muy sutiles de asco, a modo de lo que Ekman denomina “expresión leve” de asco. La expresión de esta emoción indicaría rechazo hacia lo que está diciendo y entre los posibles motivos de su aparición están el intento fallido de ocultar esa emoción. Ello podría ser un indicio de que esa afirmación es falsa y correlacionaría con las muestras de gusto por la notoriedad que a lo largo de la entrevista ha dado, y con la opinión que compañeros y conocidos han dado de él en distintos medios.
            Vemos por tanto que posibles verdades y posibles mentiras se mezclan en este caso y que, desde un análisis de comportamiento no verbal, no podemos llegar a responder con certeza a las preguntas que el ciudadano de a pié se sigue formulando: ¿ha sido este sujeto un colaborador de alguna de las instancias que cita?, ¿a qué nivel?, ¿quién está detrás de este personaje?, ¿quién costeó sus hazañas?, ¿de dónde obtuvo el dinero?, ¿alguien lo manipuló, por ejemplo, haciéndose pasar por agente del CNI?
            Respecto a la pregunta de la veracidad de sus declaraciones, que cada saque sus propias conclusiones.